lunes, 4 de noviembre de 2013

CON EL GRITO AL CIELO Y LOS PIES EN LA TIERRA


      Estaba disfrutando de un tiempo de relax y merecidas vacaciones. Cuando entró en dicho concurso de la radio,  no sabía qué era lo que  le iba a deparar el destino. Pero el caso fue que le tocó una ligera estancia en una humilde morada lejos del mundanal ruido. El lugar en sí, estaba a las afueras de una pequeñita y desalojada ciudad.
 No tenía pinta de un sitio que acogiera a la gente, o tal vez sí, pero solo a la extraña. Por la única razón que detrás de esta misma había un cementerio Chérocky. Algo inusual a día de hoy.
 Cuando se desplazó hacia allí con toda su familia para conocer dicho lugar no se imaginaba que era aquello con lo cual se podría llegar a encontrar, él y los suyos. A pocos metros de la entrada algo les daba la bienvenida, un cuervo graznaba encima del poste del buzón de correos.
 Estos sin percatarse entraron. Acaeció la noche y pronto surgieron los primeros rayos de los truenos que presagiaban una horrenda tormenta. Fueron a cenar: las velas de los candelabros se movían espasmosamente ante la que estaba cayendo. Todo surgió cuando se fueron a dormir, subieron las escalinatas de la casa y creyeron escuchar alaridos en medio de la noche. Un cuadro pintado de un péndulo le hacía pensar en la fugacidad del tiempo. Por la mañana, las ventanas estaban todas abiertas de par en par. Tal vez fuera solo eso, lo que todos ellos hubieron oído y no  ninguna representación fantasmal. Pero se acordaron del cementerio y antes que pasara otra noche la familia se fue. Todos menos él. Algo lo retenía en aquel paraje y aunque pensó que todo era el querer pasar esas merecidísimas estancias, que tanto ansiaba. No sabía bien el porqué de aquella obsesión por permanecer allí. De esta forma, cada noche se repetía la misma imagen de un hombre con un péndulo en su mano derecha como telón de fondo. Tanto se obsesionó, que en una de esas noches de truenos bajo los ruidos de la incesante tormenta, todo cobró vida. Éste creyó ver a dicho péndulo, salirse de su órbita y presenció cómo unos ojos lo miraban atentamente. Antes de descubrir lo que allí ocurría se marchó en uno de sus estados de lucidez, porque de seguir así, no sabríamos hasta donde hubiera llegado.
 Estando ya fuera de peligro descubrió que otros habían pasado por peor suerte, feneciendo bajo el influjo de aquel cuadro. Lo que ocurrió era todo un misterio, pero la gente que le ofreció esas vacaciones no creía en viejas y abandonadas leyendas. Él se informó de todo lo ocurrido y lo retrató en un libro “los fantasmas de Georgia” porque así se llamaba la humilde ciudad y como el que no quiere adquirió fama en su país porque pasaría a ser un lugar de encuentros paranormales para numerosos curiosos y es que al igual que en antiguos castillos de Italia y Venecia, casos como estos se habían dado muchos pero todavía había gente que aun viendo no creían…pero a él y a su familia les cambió la vida. Pues fueron más creyentes hacia lo escéptico y consiguieron explicarse algunas cosas que quizás no comprendían de esta vida. 
Opinión personal: No podemos afirmar en rotundo que una cosa no es verdad o es completamente falsa, hasta que no se compruebe y se explique cómo es tal cosa bajo varios campos de investigación y en este caso otra visión es la de las creencias religiosas,  tan digna de respetar como cualquiera otra.
    
                                               


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