viernes, 15 de diciembre de 2017

QUE NO VULNEREN TUS DERECHOS



       
     Este artículo va dirigido a todos los compañeros que han sufrido en sus carnes la contención mecánica o/y los electroshoks (TEC).

            Art. 5 Declaración Universal de los Derechos Humanos:
            “Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”

            Si partimos del hecho de que los artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se formularon para ser cumplidos está claro que las personas con malestar psíquico no entramos en su ámbito de aplicación porque todos conocemos personas que han sido violadas en sus derechos, personas que han sido vulneradas en aspectos tan básicos como la aplicación de la tortura o trato cruel. Porque no me diréis vosotros que ser atado con correas a una cama sin poderte rascar, beber agua, cambiar de posición o ir al baño no conculca la dignidad de las personas. Si todos somos iguales ante la ley por qué a las personas con malestar psíquico no se le aplica este artículo 5.
            ¿Tan distintos somos del resto del mundo? ¿Tan diferentes o peligrosos nos ven que nos atan y nos aplican corrientes para “calmarnos”?¿No tenemos ya bastante con sufrir una enfermedad estigmatizadora para que vengan los profesionales de la salud a ponernos más piedras en el camino?
            Lo que falta en la sanidad española son recursos para la formación del personal ( ATS, auxiliares de clínica, celadores, que son los que viven los ingresos con nosotros) en la contención verbal en vez de en la mecánica o en la farmacológica, que son más agresivas para las personas con malestar psíquico. Porque una palabra de cariño o comprensión en el momento adecuado  calma más que cualquier correa o droga inyectada en vena. Lo que demandamos los pacientes psiquiátricos es que nos traten igual que al resto de los pacientes ingresados en el hospital; que no nos quiten los móviles al entrar en planta porque hablar con tu familia cuando lo necesitas es más terapéutico que cualquier pastilla; que a las mujeres no les quiten el sujetador alegando que con los aros metálicos se pueden electrocutar porque se atenta contra su dignidad; que nos permitan entrar en las habitaciones si nuestra enfermedad nos pide cama; que los psiquiatras, de los que dependemos para el alta, hablen con nosotros más a menudo; que nos adviertan de los efectos secundarios de la medicación que nos prescriben y tengamos libertad para tomarla o no. En fin, tantas y tantas cosas de sentido común y que no se producen que claman al cielo.  
            Es cierto que hemos avanzado mucho en estos últimos años. Las asociaciones en primera persona están emponderando, visibilizando, a las personas con malestar psíquico pero la jerarquía en el modelo de salud actual todavía tiene un peso importante. El poder del profesional con bata blanca todavía impone a muchos pacientes y sus familias que por falta de conocimientos o por no conocer sus derechos hacen que lo que diga el psiquiatra “vaya a misa”. Esto ha sido así durante décadas y el cambio de paradigma no les gusta a sus majestades los psiquiatras; sobre todo a los de la vieja guardia o los que se han amoldado en su trabajo y ven peligrar su poder.
            Pero también es verdad que la savia joven está pegando fuerte y los psiquiatras, terapeutas y enfermeras del siglo XXI tienen más en cuenta las necesidades integrales de los pacientes y practican una medicina en cierta manera  holística. Un ejemplo de ello lo tenemos en la planta de agudos del hospital de Santa Lucia--Cartagena-- donde la jefa de enfermeras está implantando la contención verbal en el hacer cotidiano de la planta de psiquiatría. Un bravo por ella porque no es fácil cambiar hábitos y costumbres arraigadas durante mucho tiempo en el personal de salud mental y que no habían sido cuestionadas hasta ahora, como el uso de la contención mecánica.
            Dicen que grano a grano se hace granero y eso es lo que están haciendo muchos profesionales de la salud mental con su praxis, y las asociaciones en primera persona tenemos que caminar a su lado porque cambiar mentalidades  es muy difícil y sólo juntos podemos hacerlo.
            Solo una cosa más: si tú, que lees este artículo, eres usuario de una red de salud mental y conoces alguna asociación en primera persona no dudes en asociarte porque encontrarás personas con tus mismos problemas sí, pero también con tus mismas inquietudes y está claro que la unión hace la fuerza.
                  
        




            
             
            BASI JORQUERA   15-12-2017

viernes, 1 de diciembre de 2017

A PROPÓSITO DE LA NAVIDAD



                                    
            Si naciera ahora el bendito niño sagrado, el de la buena nueva, el del mensaje de amor fraterno, nacería con un móvil en la mano y seguramente en casa de unos padres con trabajo precario y una dación en pago en ciernes, porque aunque dicen que la crisis está remitiendo, la diferencia entre los que ganan más y los que ganan un mísero sueldo está aumentando. Ha aumentado en estos años de crisis provocada, no por quienes la sufrimos, sino por los que están dentro del sistema, por quien maneja los cuartos, por los bancos y los que trabajan para engordar sus resultados año tras año. Porque para ellos no hay crisis y, si la ha habido, la hemos sufragado entre todos. El famoso rescate, que hizo cambiar la Constitución en cuestión de días. Veremos a ver el tiempo que tardan ahora en ponerse de acuerdo para modificarla otra vez.   
            Si naciera ahora el bendito niño sagrado seguro que de mayor querría ser de Greenpeace o de ANSE, porque no hay mayor orgullo que trabajar para que, los que vengan detrás, puedan disfrutar de la Naturaleza lo mismo que la has disfrutado tú. Porque la Naturaleza no conoce de religión, ni de nacionalidad, ni de ideología, ni de nivel social; la Naturaleza está para que la disfrutemos todos sin importar credo ni nivel social. Para que la disfrutemos bañándonos en sus mares, libres de plásticos y microplásticos que impiden un baño gozoso, porque se vierten al mar cada día millones de toneladas de envases de todo lo que consumimos y no nos vale. Producimos, consumimos y ensuciamos en el primer mundo y tenemos como vertederos a los del tercer mundo. Solidaridad ecosocial  llamaría yo a eso. Porque la Naturaleza también permite que todos salgamos al campo, aquí en nuestra tierra con sus palmitos, su romero, su tomillo y su tetraclinis articulata o ciprés cartagenero y nos deleitemos con esos ocres característicos de nuestros montes. Porque hacer senderismo por Calblanque, Cabo Tiñoso, Portmán o la Sierra de la Fausilla es un placer del que podemos disfrutar todos. No nos cobran, de momento, por salir al campo o al monte, bañarnos en el mar u observar el vuelo de los flamencos en las salinas de La Manga o en las de San Pedro del Pinatar.
            Si naciera ahora el bendito niño sagrado seguro que querría morir sin sufrir, --porque bastante se sufre ya en vida--, y rodeado de los suyos y no en un asilo o una residencia de ancianos. Porque no hay mayor calidez y confort que, en esos tristes momentos, estar en tu hogar, rodeado de recuerdos donde has vivido con tu familia y has recibido a tus amigos. Antes de que se deteriore la mente seguro que él se tomaría una pastillita y si te he visto no me acuerdo. Porque la sociedad avanza y es un retraso sufrir por sufrir. Hacer que los que se quedan estén pendientes de ti sería un incordio para ellos porque querría que lo recordaran feliz y contento y no pensando que le han tenido, la noche anterior, que quitar los pañales. Por eso música agradable, una barrita de incienso, una bebida acorde a sus gustos, a cerrar los ojos y a otra cosa mariposa. Porque la muerte no es un fin sino un tránsito hacia otras formas de estar y sentir y no hay que tenerle miedo a ese momento sino estar con la conciencia tranquila para afrontar ese estadío en paz, que tarde o temprano a todos nos llegará. Porque la vida es una preparación para la muerte.
            En fin, si naciera ahora el bendito niño sagrado seguro que lucharía por dejar un Mundo mejor que el que se hubiera encontrado, aunque si esto fuera una empresa imposible, sí lucharía por hacer que los que le rodean fueran felices en su presencia. 

BASI JORQUERA    30-XI-2017
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