lunes, 30 de enero de 2017

Los docentes, cada vez más acosados por padres e hijos a través del móvil



Basado en artículo de "La Opinión", sábado 28 de enero de 2017. 

 
El sindicato del Defensor de Profesores ANPE ha vuelto a detectar este año otro incremento en las denuncias de profesores por acciones de ciberacoso o "ciberbullyng" de los alumnos contra los docentes.
A lo largo del pasado curso, el teléfono del Defensor del Profesor del sindicato ha recibido hasta 21 llamadas de profesores agobiados porque sus alumnos estaban utilizando las nuevas tecnologías para perjudicarles. El año pasado fueron 18 llamadas y año a año va creciendo la cifra.

Es el tercer problema más importante que sufren los profesores, por debajo de la indisciplina y las conductas que dificultan la docencia. La mayoría de estas incidencias se dan en centros de Secundaria, cuando los jóvenes tienen más acceso a las nuevas tecnologías.
Pero los problemas con los teléfonos móviles no se producen solo con los alumnos. Hay profesores que se quejan de un aumento de problemas con las familias por esta vía. Los grupos de Whatsapp de los padres se convierten en algunos casos en la vía más rápida para insultar al docente. Todas estas situaciones crispan y dificultan las relaciones en los centros escolares. 

Estamos claramente ante una situación de enfrentamiento entre los diferentes colectivos que integran los centros de formacíón: se dan casos de acoso entre alumnos-alumnos, alumnos-profesores, profesores-padres de alumnos..., que necesariamente generan una pérdida de la autoridad del docente, miedo en el caso de ciertos alumnos, desautorización de las conductas pedagógicas por parte de los padres, que convierten los colegios en hábitats del desaliento, alejados del ambiente propicio para la ejecución de las labores para las que están creados.

El problema es de muy difícil resolución pero yo empezaría por la creación de Manifiestos o Códigos de Funcionamiento específico en cada Centro, elaborados por todos los colectivos implicados en el desarrollo del proyecto educativo, además de programas de concienciación e inspección. En esos documentos se deberían establecer claramente las competencias de cada colectivo en el seguimiento de la formación y fortalecer la autoridad de los docentes  ante los alumnos y sus familias.

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