lunes, 21 de octubre de 2013

CREATIVIDAD “VERSUS” ESPONTANEIDAD. 2ªPARTE


.....Ya no digamos la creatividad del científico, quien primero ha de estudiar hasta alcanzar la frontera de lo desconocido dentro de su especialidad para, a partir de allí, poder decir cosas nuevas. Hay un precioso libro de Santiago Ramón y Cajal, titulado Los tónicos de la voluntad, dirigido a futuros investigadores, en el que dice algo admirable por su sensatez, y sobre todo por su modestia: “Primero hay que ser buenos obreros, después ya veremos si llegamos a arquitectos”. Porque también la investigación científica tiene una gran dosis de rutina. Si un químico tiene que confirmar o rechazar una hipótesis, tendrá que hacer  análisis y repetirlos muchas veces. Y para que esos análisis sean significativos, han de ser hechos con un rigor y precisión que solo habrá logrado después de muchas horas de práctica en un laboratorio bajo la dirección de alguien que sepa más que él. Porque la creatividad no solo tiene que ver con el trabajo, sino también con la modestia.
Hay quienes piensan que los niños poseen un gran sentido artístico que la escuela reprime despiadadamente. Subyacente a esta afirmación está de nuevo la confusión entre creatividad y espontaneidad. Los dibujos de un niño tienen el encanto y la frescura de la infancia, nos enternecen por su ingenuidad y porque a lo mejor es el dibujo de nuestro hijo o nuestro nieto. Pero si alguien quiere ingresar en una escuela de bellas artes y presenta dibujos como los que hacía a los siete años, me temo que le cerrarán las puertas. Cualquiera que intente dibujar en el ordenador con el ratón  verá como los dibujos parecen los de un niño de pocos años. ¿Es que manejando el ratón le ha entrado espontáneamente un gran sentido artístico? No, lo que sucede es que estamos tan poco acostumbrados a dibujar con el ratón como el niño con sus manos. Los cuadros de Picasso gustan a los niños porque les parece que pinta como ellos, pero antes de pintar así tuvo que dedicar mucho tiempo a pintar como una persona mayor. Lo mismo sucede con el lenguaje. Cuando el niño ignora una palabra improvisa una perífrasis verbal que son a veces muy graciosas. Pero si a los veinte años sigue expresándose así, dirán de él que no le han enseñado a hablar, no que es muy creativo. Esto nos pasa cuando queremos aprender idiomas, que usamos circunloquios cuando no conocemos una palabra, pero lo que queremos es que el profesor nos corrija para aprender el idioma correctamente, no que celebre nuestro espíritu creativo. Si queremos hacer de nuestros alumnos personas creativas, debemos fomentar en ellos e hábito de estudio y la capacidad de trabajo, no la espontaneidad. 
Porque la espontaneidad, a pesar de su hermoso nombre, tiene a menudo más que ver con la mala educación y la falta de respeto que con la creatividad. 
En la próxima entrega os hablaré de lo que piensa este mismo autor sobre la falta de educación y el espíritu crítico.
Ricardo  Moreno Castillo. Autor de panfleto antipedagógico y De la buena y mala educación.
Fuente: Fundación José Manuel Lara. Editorial Mercurio. 
Ejemplar gratuito 153 Septiembre.





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