El anónimo detective protagonista de El misterio de la cripta embrujada, El laberinto de las aceitunas y La aventura del tocador de señoras, al que algunos quisieron llamar Ceferino, regresa a la acción. Corren tiempos de crisis. Contra su voluntad, es decir, movido por la amistad y sin un euro en el bolsillo, el peluquero vuelve a ejercer de insospechado sabueso en la Barcelona de hoy en una carrera contrarreloj por desarticular con espectacularidad televisiva una acción terrorista antes de que intervengan los servicios especiales de seguridad del Estado.
Años después de dejar el sanatorio mental donde compartieron celda y quebraderos, Rómulo el Guapo retoma el contacto para proponerle un último y suculento golpe a nuestro protagonista. Su negativa y la misteriosa desaparición de su antiguo amigo serán el punto de arranque de una nueva aventura para resolver un caso de repercusiones internacionales con la inestimable ayuda de un infalible equipo de investigadores: la adolescente Quesito, el timador profesional Pollo Morgan, el africano albino Kiwijuli Kakawa, más conocido como el Juli, la Moski, acordeonista callejera, el repartidor de pizza Manhelik y el señor Armengol, regente del restaurante Se vende perro.
Eduardo Mendoza regresa con una sátira genial, como las que sólo él sabe hacer. En ella la fábula crea su propia verosimilitud, que es, paródicamente, la del género policial, pero también la de la farsa convertida en apólogo moral. No se puede contar el libro sin una sonrisa; pero es imposible leerlo sin carcajadas, y sin comprender que en la Europa en quiebra técnica que habitamos no basta sólo con el humor dinamitero e inventivo: es preciso, además, el don de la lucidez.
Extraído de internet por Basi
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