lunes, 14 de octubre de 2013

EL JARDÍN OLVIDADO

           Érase que se era dos golondrinas enamoradas encaramadas a un viejo y centenario sauce llorón en un jardín olvidado, en plena primavera, desde el que oteaban, y después comentaban los avatares de las gentes que por una razón u otra pasaban sus horas de asueto en ese oasis—por lo verde y tupido—situado en el corazón de la ciudad, oscura y contaminada.
            Desde su carajo arborícola divisaban a ancianos jubilados, unos con bastón y otros con andador, que eran fieles a la partida de mus que se organizaba todos los días laborables en las mesas, dispuestas y habilitadas para ello en el jardín. En el sauce llorón eran testigos de los órdagos a la grande, a la chica, a los pares y al juego que se lanzaban unos a otros sin piedad. También, a través de sus pequeños oídos, escuchaban las conversaciones que tenían, cuando no echaban la partida, acerca de la hambruna que sufrieron de pequeños durante la postguerra. Hablaban, también, de la alegría que sus hijos les habían proporcionado al traer al mundo a esos personajillos en miniatura que son los nietos. Así mismo, acaloradamente, comentaban el último gol de Ronaldo o de Messi.
            Por supuesto el jardín era visitado por parejas de eternos enamorados que se “acurrucaban” como podían en los bancos repartidos aleatoriamente por todo el recinto, para hacer manitas o regalarse besos robados y departir sobre su deseada y anhelada casa o sobre la prole que iban a tener en un futuro que, juntos, iban a compartir.
            Los críos y sus progenitores también eran protagonistas importantes del discurrir en el jardín. Ellos tomaban el parque y lo inundaban con sus risas, juegos, peleas y partidos de fútbol. Los padres aprovechaban el poco tiempo que les concedían sus hijos para hablar sobre el último potito que habían probado o de cómo absorbía el pipí el nuevo pañal que recomendaba el pediatra.

            Una vez pasada la primavera y el verano las golondrinas partieron hacia climas más templados pero nunca se les olvidó aquel jardín olvidado. 



                                                                                                                     




No hay comentarios:

Publicar un comentario