En
la prehistoria, nuestra especie, el Homo Sapiens, aprendió a manejar y rendir
culto al fuego.
Ya
que ello le protegía de los animales feroces, y también con ello quemaban
terrenos para el pastoreo de los animales domesticados.
Cuando
llegó la Edad de
los Metales, y el fuego fue vital para fabricar bronce, modelar hierro y otros
metales. Ya, el fuego no era tan sagrado.
Cuando
los hombres primitivos empezaron a hacer linajes y a agruparse en pequeños
grupos con otros linajes, creando con el tiempo aldeas primero, pueblos después
y en ciudades por último, nacieron las
primeras civilizaciones como Egipto, Babilonia, la Azteca , Maya o Inca en
América, la del Indo en Asia central y en el lejano oriente la China.
Llegaron
a tener su propia capital y regímenes estatales. Cada uno según su cultura.
Pero
compartían algo; el culto religioso.
Sobre
el año 6.500 a .C.,
estas civilizaciones reconocían a los Astros del cielo como Dioses.
Descubrieron los cinco primeros planetas (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y
Saturno) y rendían culto al Sol y La
Luna y a las demás estrellas las consideraban como simples manchas blancas de
dos dimensiones.
Gracias
a este culto, aprendieron a manejar, con la ciencia que conocían, calendarios
astronómicos, incluso algunos muy complejos.
Nació
la Astrología. De
ella dependía sus cosechas, sus épocas de caza y pesca, y su forma de vida del
hombre en general en este planeta. La Tierra.
Estas
civilizaciones empezaron a creer que La Tierra era el centro de todo y más allá estaba el
Abismo. Sobre todo creían que el Sol, La Luna , los planetas y las estrellas eran círculos
celestes girando alrededor de ella.
También
creyeron que la oscuridad de la noche era, el Universo egocéntricamente terrenal
como una oscura pared que no se podía cruzar.
En
la segunda parte de este artículo hablaremos de la civilización más culta del
mundo antiguo. Grecia. Será todo un placer leerlo y atractivo.
Escrito por Pedro Librero.
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