Elvira siempre esperaba impacientemente a Juan en casa. Pero Juan pasaba de ella. Descubriría un buen día por medio de otro que era el amor. Esta historia comenzaría, así:
Él era un aficionado al fútbol y una vez yendo a ver su equipo jugar, fuera de casa, se enteró por medio de un colega que Elvira, su novia de toda la vida lo engañaba. Así pues, como un manojo de nervios fue a verla y ella sin otra explicación que darle, y sin dar paso a que éste pudiera aclararse ante tal sospecha que suscitaba su dubitación, proclamando su falta de amor dijo:
- ¿Acaso Juan, sabes lo que es el amor?
Juan aludido dijo:
- No, no me ha dado tiempo a descubrirlo. Y ahora vas y me haces esto.
- Pero Juan, ¿Sabes lo que es el amor?—claramente insistió.
- Si te digo la verdad he estado muy ocupado para descubrirlo.
Entonces a ella, tras los rodeos, se le ocurrió preguntar sobre todo aquello que les concernía, y que hasta ese momento, les había pasado:
- Si no tienes un momento para los dos, se acabó.—y aun así ésta insistiendo balbuceó.— ¿Acaso has estado alguna vez enamorado de mí?.
Y, éste, ni corto ni perezoso, le contestó:
- Mira, Elvira en las veces que hemos llevado saliendo juntos y cortando, pues verás que esta relación ha sido un tanto intermitente, no he tenido tiempo a…- Se paró por un instante a reflexionar y luego dijo, tras la incesante pregunta de ésta:
- ¿A qué Juan?
Éste atolondrado respondió, a su pregunta de inmediato:
- A saber lo que es el amor.
Así pues, enojadísima dijo:
- Es suficiente, dejémoslo.
Éstos se olvidaron el uno del otro y al cabo de un año como así es el amor lo retomaron. Y lejos de ser una pareja feliz, volvieron a las andadas. Él a irse al fútbol y ella a mentir buscando quien la hiciera feliz. Puesto que algún día todo aquello tendría que acabar. Ambos dos pensaron:
- Todo ha sido por un bien común, pues aparentamos ser lo que no éramos y así el tiempo se nos fue tan lentamente.
Ahora recuerdan su noviazgo y aunque casados con diferentes parejas recuerdan como fueron, y lo que ambos querían aparentar como tanta gente que se enamoran y tienen un noviazgo feliz de bien jóvenes, pues, al fin y al cabo, fueron felices pese a no corresponderse, hoy en día. Y he aquí, la vida lo que les deparó con el tiempo hasta ahora, una bonita amistad larga y perecedera, la que al parecer sigue siendo la más bella que pueda tener cualquiera.
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