¿Por qué es muy
importante la religión para unos
y no tanto para otros?
Ante
todo quiero decir que yo soy lo que se llama comúnmente cristiano no
practicante. Pero en este mundo, en el que hay de todo, como en la viña del
Señor, hay ateos, católicos, budistas, judíos, musulmanes, protestantes, y
otras religiones minoritarias pero tan importantes para los que la practican
como cualquiera de las otras.
A pesar de todo ello, soy consciente de que muchos,
sobre todo ateos, algunos filósofos y muchos comunistas afirman que la religión
es el opio del pueblo. Desde su punto de vista es una idea muy controvertida.
Ellos afirman que si Dios está ahí las personas perdemos nuestra libertad, porque
al resignarnos con nuestros problemas o con nuestras enfermedades, muchas
veces, que no todas, no luchamos contra nuestras enfermedades o incluso con
nuestros problemas. Esto, sobre todo, ocurría en la
Edad Media y antes, creo yo, de la aparición
de la ciencia, porque hay que tener en cuenta la controversia, ahora ya
superada, en la que se enfrentaba ciencia y religión, como agua y aceite.
Actualmente, en estos tiempos, en pleno Siglo XXI,
hemos tenido el caso de la teoría de la liberación en Latinoamérica y, aquí en
España, lo que se llamaban curas obreros. Son personas religiosas o con algún
tipo de espiritualidad que de alguna manera los conecta con el cosmos y sobre
todo con las personas que los rodean, curas y montones de personas laicas, que
piensan que Dios era una persona combativa y que revolucionó el tiempo en el
que vivió y que sobre todo luchó por los suyos sin mirar a quien.
Hay
un filósofo, Eric Fromm, que escribió un libro llamado “Miedo a la libertad” cuya
portada era muy significativa: Un pájaro encerrado en una jaula. Cada persona
puede interpretarla de una manera distinta según sus vivencias, su personalidad
y su forma de enfrentarse a la vida pero para mí significa una forma de
superación,--porque yo me imagino al pájaro abriendo la jaula y volando en
libertad aunque en el fondo el pájaro sienta que una de sus patas estará
siempre atada de por vida por una gran cadena “psicológica” a la jaula donde
siempre ha estado-- a pesar de que en el
fondo sepamos que hemos fracasado. Pero siempre queda la esperanza de que algún
día ese pájaro rompa esa cadena que lo une a su pasado y eche a volar y en su
vuelo encuentre otros pájaros encerrados también en sus jaulas “psicológicas” y
los ayude a volar.
Cuando hablo de ayudar me refiero, en mi caso, de
expiar, de ayudar en el sentido de la
solidaridad que es lo que he hecho con mi voluntariado en buena parte de mi
vida. Ayudar en el “Proyecto Ilusión” que es un grupo de amigos que compartimos
momentos de ocio y convivencia en el que algunos somos voluntarios y otros
discapacitados físicos. Y la verdad: ¿no sé quién ayuda a quién? porque todos
formamos una piña y los “paracas”, como cariñosamente los llamamos, emanan una
alegría, una perseverancia, cada uno con su grado de discapacidad, y unas ganas
de vivir, que muchos de las personas sin ningún grado de discapacidad, para sí
la quisieran.
Otro
de los voluntariados que me gusta realizar es con las personas mayores, con nuestros
mayores, porque cuando se es mayor, aunque mi padre que frisa ya los 80 lo
llama “juventud acumulada”, muchas veces, por no decir en la mayoría de los
casos, se vuelve otra vez a la niñez; en las familias el ejemplo son los
abuelos mayores que se vuelven otra vez dependientes de…En las familias esta
dependencia se suple con los hijos que, cariñosamente y porque “nace” devuelven
a sus padres el amor y la ayuda que estos dieron en un principio y a lo largo
de la vida a sus retoños. Pero desafortunadamente no todas las familias son
iguales, por motivos de edad, sociológicos, laborales o económicos y para eso
están los asilos y las residencias de mayores o como también los voluntariados
que realizan algunos universitarios que, a cambio de estancia, acompañan a
ancianos que viven solos en sus casas.
También en el ámbito de la educación se puede
realizar voluntariado, ya sea con mayores, como aquí en Cartagena, el que
realiza el colectivo Carmen Conde, o con niños, como la “escuelita”, ubicada en
la Iglesia de
los Padres Paules, “capitaneada” por Paquita y cuyo capellán es Fernando. Allí
los voluntarios, de todas las edades, damos clases a niños a los que en la
mayoría de los casos, marroquíes y ecuatorianos aunque también españoles,
provienen de familias humildes, y en algunos casos desestructuradas, que
necesitan un apoyo escolar y en esta época de crisis también algo para
alimentarse a la hora de la merienda.
Bueno, esta es mi experiencia, pero si vosotros
estáis pensando en realizar un voluntariado y por los motivos que sea no
encontráis ni tiempo ni lugar yo os diría algo que ya dijo alguien muchos
siglos atrás: “Haz bien y no mires a quién”.
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