A partir de este lunes, en la capital francesa solo podrán circular la mitad de los vehículos privados en función de su número de matrícula. En días alternos, el lunes tendrán permiso para circular los que lleven matrículas pares. El martes será el turno de las impares y así consecutivamente. Se podrán saltar la norma los vehículos limpios (eléctricos e híbridos) y los que transporten al menos a tres personas. Durante todo el fin de semana, con la misma finalidad de reducir la altísima contaminación atmosférica que sufre la ciudad, los transportes públicos han sido gratuitos y seguirán siéndolo el lunes. La batería de medidas es amplia: reducción del límite de velocidad, gratuidad de aparcamientos municipales o el abaratamiento del uso de las bicicletas municipales. Están afectadas un total de 22 comunas, es decir, París y prácticamente todos sus alrededores.
La ausencia de lluvias y la alta densidad de población de París, cuya área extendida suma unos 10 millones de habitantes, ha elevado esta última semana los niveles de contaminación hasta el punto de que esta era apreciable a simple vista con un aire denso y sucio. El martes pasado se dio la primera alerta, al sobrepasarse los niveles fijados por Airparif, la asociación que vela por la calidad del aire. En plena recta final de la campaña de las elecciones departamentales, en las que no participa la capital francesa, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, propuso tomar ya estas drásticas medidas para reducir la contaminación, pero el Gobierno de François Hollande se negó. La ministra de Medio Ambiente, Ségolène Royal, no creyó oportuno imponer tales remedios “de una día para otro”, lo que le ha costado duras críticas desde los sectores más izquierdistas del Partido Socialista y, sobre todo, desde Los Verdes. Han sido críticas especialmente duras contra un Gobierno que está proponiendo una transición energética hacia energías renovables y que prepara para diciembre la Cumbre del Clima.
Finalmente, y ante la persistencia de la contaminación que se prevé de larga duración, el Ayuntamiento ha recibido el permiso de luchar contra la contaminación con medidas similares a la que se impuso ya en marzo del pasado año, cuando París sufrió otro pico de contaminación con exceso de partículas finas (muy perjudiciales para la salud) parecido al actual. Las condiciones atmosféricas, típicas de marzo, se repiten: tiempo seco, escaso viento, aire frío en el suelo y aire caliente a mayor altura. La industria y el tráfico rodado completan con sus emisiones un cóctel explosivo. De hecho, parte del norte de Europa está sufriendo el mismo problema, con vientos débiles que llegan a Francia desde Alemania y Noruega y continúan su viaje hacia el Reino Unido.
En Francia, se activan las alertas sobre los niveles de concentración de partículas cuando se superan los 50 microgramos por metro cúbico de aire durante 24 horas consecutivas. El sábado, esa concentración estaba en 83. El domingo, tras una fina lluvia, aunque escasa la noche anterior, se situó en 71 microgramos, según Airparif. Para este lunes se prevé un nuevo aumento que se aproxime a los 80 microgramos por metro cúbico
Me parece buena cualquier iniciativa que suponga una reducción de la contaminación medioambiental, que evite el calentamiento global, con las consecuencias que pueda acarrear, como el deshielo de los casquetes polares, entre otras.
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