lunes, 22 de septiembre de 2014

LA PLAYA

Jack  vivía cerca del mar. Junto a aquella playa de su vida, conoció a la que fue su amor, Natalie. Allí, sobre una playa saliente y rocosa dieron riendas a su pasión. Una noche que se preciaba de tener el cielo despejado, les dejaba verse la cara. Mientras éstos se acariciaban, llegando a procesarse numerosos arrumacos, con unas  cuantas palabras bonitas, consumaron su amor. Aquella noche desventurada, su amor  no era menos fuerte y grande, que el de cualquier otro día, como lo sería, aquel menos indicado, en el cual todo sucedió. Nada más, pasarían los años, y allí estaban en la playa demostrando que se podían querer a pesar de todo presagio. Desde hace tiempo que el calor ni se sentía vigoroso, es más, ellos insistieron en ser felices, llegar a quererse a su manera, tener el mundo a sus pies. Los dos creían ser dichosos, hasta que esa noche fugaz, él vio a otra chica, llorando desconsolada. Su novio la había dejado.  Por una parte, tanto Jack como Natalie decidieron darle un apoyo casi incondicional. Así, un día tras otro, demostraron sus dotes más humanitarias con aquella chica, quien sufría depresión y fue mejorándose con el tiempo. Además, comenzó a vivir y creer que podía ser feliz. Por su parte, Jack siempre había sido muy servicial pero acabaría comentándole a Natalie sentir algo especial por Virginia, quien era la nueva amiga de ambos. Así que, un día estando las dos chicas juntas, ocurrió algo inesperado, éste se mostró de lo más insensible, ya que,  decidió declararle su amor a Virginia. La chica  reconoció que sentía algo por él, pero dejó claro desde un principio que solo eran amigos. Entonces,  Natalie se desengañó y sola se quedó porque no encontró a ningún otro amor, como el de Jack. Pasó el tiempo y  ambos de ellos volvieron a la playa, llena de nubes encapotadas y estrellas, que comenzaban a cubrir el cielo, pero sin llegar a ser vistas todavía. Pronto, el cielo se despejó, las estrellas seguían en la noche. El destino hizo que se reencontraran y no podían evitarlo, el llegar a mirarse con los ojos llenos de tristeza. Natalie entendía de cierta manera a Jack, pero él que se había dejado llevar por su virilidad, comprendió que no tenía que ser menos hombre por ello, para así, querer a su novia no tan agraciada de físico. Éste convencido de su falta de sensatez, por la cual le habían llevado a encariñarse de alguien que, ¿quién sabe si podría corresponderle en el amor? todo arrepentido, le dijo: 

  •        Jamás debería haberme  dejado llevar por otros deseos pues la belleza está en el interior de cada uno. Tú para mí no deberías ser cuestionada porque sé que de ti me enamoré, pero míralo  con buenos ojos. Hemos pasado por una crisis pasional como nuestra querida amiga a la que solo puedo ver ahora como alguien entrañable mediante, la cual, su problema nos ha unido y así descubrimos que nosotros  también, al igual que cualquier pareja feliz  podemos sucumbir en tiempo de crisis emocionales.

 Así pues, todo quedó solucionado puesto que volvieron juntos. Además, encontró aquella chica el amor con otra pareja y  así fue, cómo cada uno de éstas tres personas tan especiales  lograron alcanzar la felicidad.


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