Los niños pequeños son buenos hasta que ven como toda la atención de sus padres se va para sus hermanos más chicos. Entonces se muestran con rencor y actúan por despecho. Demuestran falta de respeto hacia los padres cuando estos los regañan por su actitud con sus hermanos pequeños, porque sienten celos de que sus padres estén más pendientes que de ellos. Por consiguiente, cuando un padre llega y va a regañar a su hijo como pueda ser un niño de 6 años con otro de 3. Lo mejor que puedes hacer es no gastar todo el tiempo que tienes en regañarlo, porque de esta forma respondes de una forma obstinada e irrespetuosa. Si tú a tu hijo de 6 años lo castigas con encerrarlo todas las tardes en su cuarto, éste te dirá: Me da igual, me gusta estar en mi habitación. Por lo tanto la mejor solución es no discutir con ellos y pasar ese tiempo en el que le estás reprochando sus acciones jugando con ellos, comprendiéndolos, pasando tu tiempo cerca de ellos y no dando toda la atención el día completo a sus hermanitos. Todo esto que debemos de evitar, hace que el niño se revele en contra de éstos y de sus padres, mostrándose irrespetuoso y adquiriendo malos hábitos en su educación: como son cabreos, decir palabras feas y pequeñas rebeldías al cabo del día. Por el contrario, este niño aprenderá a convivir con sus hermanos si ve que sus padres los quieren por igual o por lo menos muestran igual interés por ambos de ellos. Por qué que niño no ha cambiado su actitud ante la llegada de un hermanito a su casa o vida sin que éstos sean desplazados en todo momento. Pues realmente habría que preguntarse o ponerse en la piel del niño para llegar a comprenderlo. De esta manera habría una mayor convivencia no solo entre hermanos de niños sino entre padres e hijos.
Mi punto de vista es que si sigues estas líneas, te preguntes: ¿quién no ha pasado por esta situación?, a veces, casi insostenible por la que podríamos evitarnos esas rabietas y jugarretas entre unos y otros.
Extraído y comentado del programa Atrévete Cadena Dial. (17-11-13)
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