lunes, 26 de mayo de 2014

NOAM CHOMSKY Y LAS 10 ESTRATEGIAS DE MANIPULACION MEDIATICA (I)

Este artículo, el primero en dos partes, es un ejemplo de como los políticos y todos los medios de comunicación,  a través de sus discursos, nos manipulan y nos hacen comulgar con "ruedas de molino"; incluso  personas cultas y formadas caen muchas veces en sus redes. Para tener una opinión, la más imparcial posible, hay que coger información de todos los medios posibles a nuestro alcance y reelaborarla según nuestros pensamientos e ideología.
Hoy, 26 de Mayo, es el primer día después de las elecciones que han ganado los azules. Tras una campaña mediática los populares por tan solo dos diputados han ganado las elecciones.
Era elegir entre azules o rojos, es decir,más de los mismo. Destacar también la presencia de muchos partidos "pequeños" como el de Pablo Iglesias( 5 eurodiputados) o Ciudadant`s que ha conseguido 2 eurodiputados. Estos son los partidos que, en un futuro, podrían gobernar a España y los españoles porque son democráticos desde sus bases.  
  
  1. La estrategia de la distracción. El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica de diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales.
  2. Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método es también llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una situación prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que sea el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.
  3. La estratega de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuenta gotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueran impuestas durante las décadas 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.
  4. La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá a mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá a ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea de cambio cuando llegue el momento.     
  5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discursos, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? “ Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona 12 años o  menos.

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