Intolerable,cruel,faltan adjetivos para para describir la indignación que produce el secuestro de dos centenares de niñas en Nigeria.
A la privación de libertad se une el agravante de que se trate de menores sin defensa posible ante un grupo de hombres armados, quienes además amenazan con venderlas como esposas-esclavas. Su excusa: las chicas se dedicaban a estudiar en lugar de haberse casado. ¿Estamos en el siglo XXI? ¿Cómo es posible que alguien se arrogue el derecho a decidir sobre la vida de otro?
"He secuestrado a vuestras hijas y voy a venderlas en el mercado, porque así me lo pide Dios. Chicas, tenéis que casaros”, ha explicado en un ominoso vídeo Abubakar Shekau, el líder del grupo yihadista nigeriano Boko Haram. (Nota: Boko Haram, como se conoce coloquialmente al grupo Congregación del Pueblo de la Tradición para el Proselitismo y la Yihad, suele traducirse como “la educación occidental es pecado”
Los militantes de Boko Haram no sólo rechazan la escolarización femenina, sino que recurren a la violencia para desincentivarla. Aún está fresco el recuerdo del atentado contra Malala Yousafzai, cuya defensa de la educación de las niñas la convirtió en objetivo de los extremistas paquistaníes. (La joven, que se recupera en el Reino Unido, ha unido su voz a la campaña que pide la liberación de las muchachas nigerianas).
La educación de la mujer (y de la generalidad de la población fuera de las élites) es un fenómeno relativamente moderno en todo el mundo. En las sociedades tradicionales, se primaba la educación del varón sobre quien recaía la responsabilidad de sustentar a la familia. En aquellos países donde aún imperan sistemas patriarcales, y tal es el caso en los de mayorías musulmanas, pueden existir límites al nivel de estudios que se considera aceptable para las chicas, o el tipo de carreras que se perciben como femeninas; pero no oposición a su educación en general.
El recurso a la violencia para impedir la escolarización de las niñas ha surgido con el auge del extremismo islámico. Para los grupos yihadistas que luchan contra el Estado constituye uno de los objetivos menos arriesgados. Tachar la educación de “occidental” es una mera excusa. Sin formación, la gente resulta más fácil de manipular. De ahí, el desafío que suponen Malala y las niñas nigerianas.
En este último párrafo,se argumenta el por qué en algunos paises musulmanes temen que "La escuela aumenta la autonomía de las mujeres (las más educadas también tienden a casarse más tarde, tener menos hijos y a adquirir independencia económica). Eventualmente, eso les lleva a querer tomar las riendas de sus vidas y entonces ponen contra las cuerdas el sistema patriarcal, que los yihadistas justifican en la sharía, o ley islámica, dando así argumentos a quienes consideran misógino el islam". (The Guardian ha publicado un interesante reportaje donde jóvenes musulmanas de todo el mundo y edades similares a las secuestradas condenan esa acción y defienden su derecho a estudiar; ahora sería oportuno que autoridades religiosas tanto suníes como chiíes denunciaran el rapto.)
Artículo,extraído del periodico El país y escrito por mi.Jose C
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