Érase una vez un payaso que se llamaba MUNCH que lo que más le gustaba en el mundo era hacer reír a personitas como tú que ahora mismo estas leyendo este relato o mejor a personitas como tú que a lo mejor tus papis, para que te duermas tranquilo, te estén leyendo este cuento.
MUNCH había aprendido a hacer reír en la escuela superior de la risa en donde destacó por sus chistes—que son formas de contar relatos con mucha gracia-- por las caras que ponía cuando estaba delante de algún niño, y por los gestos que hacía con todo su cuerpo.
Los niños se lo pasaban muy bien con el payaso cuando iban al circo a verlo. Si no habéis estado nunca en un circo decirle ahora mismo a vuestros papis que os lleven cuando pongan uno en vuestra ciudad o pueblo y ya veréis como os hacen llorar los payasos. Tanto, tanto que llorareis de la risa.
Así que cuando MUNCH terminó sus estudios de hacer reír, lo contrataron en el mejor circo y estuvo recorriendo todo el mundo haciendo reír a niños de América, Asia , África, Europa y Oceanía.
O sea, niños como tú pero de otras partes del mundo mundial.
Un buen día MUNCH pintándose la cara se dio cuenta de que tenía una pupa junto a la boca. Como no sabía de qué era, después de hacer reír esa tarde a los niños que habían ido al circo a verle, se fue directamente al hospital a ver a su médico.
n Qué te pasa MUNCH ? Le preguntó cordialmente su médico.
n Bueno doctor, que me ha salido una pupa junto a la boca y no sé de qué es.
n Veamos a ver de que se trata. Y cogió una lupa—que es un cristal que hace ver las cosas más grandes—para mirar mejor la pupa de MUNCH.
n Esto no es nada MUNCH. No tienes porqué preocuparte, pero me tienes que decir con quién has estado jugando al amor. Ya sabes que estas pupitas salen por tres motivos:
1.- Por jugar al amor con personas de tu mismo sexo sin protección—es decir no ponerte una especie de bolsita que se estira en la cuquita—cuando eres mayor.
2.- Por jugar al amor con chicas también sin protección
3.- Por compartir jeringuillas—esas botellitas transparentes que usan los médicos para sacarte sangre cuando estas malito/a—para meter cosas en la sangre que te hace sentir extraño y raro cuando esa cosa llega a la cabeza a través de la sangre.
n Dime MUNCH, porqué motivo crees que te han salido a ti esas pupitas?
n Pues por la segunda razón; te cuento:
Hace un par de meses después de hacer reír a los niños una mamá vino a saludarme porque le había echo reír mucho a ella también. Era muy guapa, un poco gordita y pelirroja. Así que estuvimos un rato hablando y después como nos gustamos pues jugamos al amor pero sin protección. Yo creo que de esa relación me viene la pupita
El doctor le sacó sangre para analizarla en los laboratorios del hospital y le dijo a nuestro amigo el payaso MUNCH que se pasara al cabo de 15 días para decirle exactamente lo que le pasaba.
Así que después de estar en el hospital el payaso regresó al circo, pero estaba tan, tan, tan triste que cuando le tocó hacer reír a los niños que estaban esa tarde en el circo se puso a llorar de pena y tristeza porque no sabía lo que le iba a pasar
Los niños al verlo tan triste y apenado bajaron junto al payaso y lo colmaron e besos y abrazos en agradecimiento a todas las tardes que les había echo reir su amiguito MUNCH.
Cuando pasaron los 15 días, el payaso en ese tiempo no pudo hacer reír ningún día a los niños, Munch fue al hospital a que su amigo el médico le dijera lo que tenía y como podía curarse.
n Bueno MUNCH le dijo su amigo el doctor: hemos analizado tu sangre en el laboratorio y tienes una enfermedad que se llama SIDA.
n Y eso qué es? le preguntó MUNCH al médico con curiosidad.
n Es una enfermedad como otra cualquiera solo que tienes que tomar unas pastillitas de colores todos la noches antes de acostarte durante toda tu vida.
n Me volverán a salir pupitas? Preguntó MUNCH al doctor con cara de preocupación pero más tranquilo.
n Pues si te tomas estas pastillitas de colores todas las noches, sin que se te olvide ningún día, yo te aseguro que vivirás mucho, mucho, mucho tiempo.
MUNCH volvió al circo con una sonrisa de lado a lado de su alegre cara y esa tarde, otra vez contento, hizo reír, reír y reír a todos los niños que fueron esa tarde al circo a verlo.
Y vivió tanto, tanto, que hizo otra vez reír a todos los niños de América, Asia, África, Europa y Oceanía, es decir, a todos los niños del mundo mundial.
P.D.: SI SACAIS AL NIÑO QUE LLEVAIS DENTRO HABRA MERECIDO LA PENA —José Saramago--
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