Esta es la historia de Luisa, una mujer que llamó a un programa de radio para exponer su problema:
Luisa se juntó con un hombre más joven que ella. Y aunque ese no era el problema, pronto llegó a serlo pues se comportaba como si fuera su madre.
Los primeros años fueron de pasión, pero, pasados éstos, ella ocuparía otro puesto en su vida. Tenía que comportarse como su madre y no como una amante o pareja. Sin duda esto último supondría algo que a ella le hubiera gustado más. De tal forma, que los años sucesivos a esa pasión, fueron de trabajo constante por parte de ella, ante la inacción de él y como modo de vida.
Al principio de esa relación, todo estaba bien, pero pasado el tiempo, ella vio que no podía seguir más así. Por lo que, le sugirió dejarlo. A pesar de todo el insistía en comportarse igualmente. Con todo ello, lo intentó una y otra vez, pero desesperada tras aguantar dos años de relación, lo echó. Al mes él volvió, se comportó más calmado, parecía arrepentido. Ella le preguntó si es que no la quería y él le dijo que era muy posesivo pero que podía cambiar su actitud, ya que si había llegado borracho la vez anterior que lo echó era por esa razón. Ella creía que eso era amor. Tenía que pagar facturas, comida, piso y para su calvario no sabía como decirle que se había desanimado en su relación, que estaba con él por lástima, pero era tanto el cariño que le había cogido que no podía ponerlo en la calle.
Otra mujer llamó al programa de radio para decirle que no fuera tonta y lo dejará pues a ella le había ocurrido lo mismo y le contó que pasado el tiempo, llegó la gota que colmó el vaso, pues el hombre con el que se juntó, cinco años más joven que ella, la dejó por otra. Fueron numerosos los rumores que le llegaron a ésta, pero se desengaño cuando lo vio con otra y éste ya no lo ocultaba. Entonces no hubo ningún miramiento y despechada lo puso en la calle. Los años de crisis no habían pasado y estos hombres vivían por la cara de las mujeres. Incluso que ella trabajase sería un reto que odiaba pues era ella quién echaba las cuentas en el hogar.
Como recomendación en la radio una oyente, Rocío le comentó: El amo perdona todo lo malo, convirtiéndolo en bueno, pero el odio solo destruye todo lo bueno.
Madrugada del Jueves, 24:07 horas.QUE FALLÓ EN LO VUESTRO. CADENA DIAL.
Opinión: Antes el hombre tenía la obligación de ser él quien llevara el sustento a casa. Después hubo una etapa de derechos y libertades por lo que la mujer compartió tareas del hogar y trabajo junto a su pareja. Yo creo que últimamente debido a la crisis una gran mayoría de hombres en paro se dedican a vivir sin hacer nada a costa del trabajo de la mujer. Con ello, no estoy hablando de aquellos que lo intentan sin éxito, una y otra vez, no logrando su cometido sino de aquellos que deciden ver el lado cómodo de las cosas pasando a estar las horas con el ordenador, móvil o bien tumbados en el sofá gran parte del día.
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