El bueno de Karl, tenía ideales,
aunque en esta tierra donde le tocó vivir, se pasaban los ideales por donde la
espalda pierde su casto nombre. Èl podía luchar contra la delicuencia, la que
podía permitirse hasta un límite, porque con respecto a los verdaderos
delicuentes, no podía luchar ni hacer nada.Lo mejor era mantenerse al margen, (porque
sino te la jugabas) y vivir haciendo su trabajo, hacer lo posible por limpiar
la ciudad de chusma, y criminales de poca monta, es decir, de segunda división,
ignorando a sus superiores, que posiblemente, si algún día, tuvieron ideales,
los perdieron, y este mundo los corrompió con el tiempo.Y es que uno es "Uno y sus circunstancias".
¡Y que circunstancias aquellas de su
ciudad, donde todos los días Karl tenía la agenda llena hasta los topes: Tiroteos,
puñaladas, drogas, homicidios, robos...! para todos los gustos. En fin, las
circunstancias eran penosas y no siempre fueron como Karl quisiera. Ahora, en
la calle él era "Uno", y sus "circunstancias" le preocupaban,
tenía miedo de que las circunstancias hicieran mella en él, pues quizá el tiempo lo convertiría en otra
persona, un ruin y canalla corrupto.
Karl era duro y tenía buen juicio, y
pese a todo, buen corazón, el justo. Creía en la justicia, pero no en la de los
juzgados de Beurum, sino en la propia suya. Un día decidió que era mejor así. Conocer
a Karl, saber como se mantenía al margen de la corrupción, y hacer su trabajo
con dignidad, lo convertían, como a tantos, en superhéroes, mas superhéroes anónimos,
de los que nunca salen en las películas ni en comics, pero existen, están ahí.
Nunca aceptó un soborno, aunque oportunidades
no le faltaron.Lo único malo que hacía era trabajar para una manada de borregos,
petulantes e ineptos, que se gastaban el dinero de los contribuyentes pàra
beneficio propio: Fiestas, cochazos y putas, a destajo. Esos eran los presupuestos de los gobernantes. La gente de allí no
los rechazaban sino que rezaban por llegar a ser como ellos: ¡Prospera ciudad!
El compañero de karl, Sam, era un
tío legal, como él, y juntos, parecía que los problemas eran más fáciles de
solucionar. Todos los días patrullaban la ciudad y raro era el día que no
"pescaban a alguien". Pero ahora estaba sólo, y recordó unas palabras
de su amigo:
–Karl, un día de estos, tenemos que
echarnos una foto en la que salgamos los dos juntos, me gustaría ponerla en mi
despacho y enseñarsela a mi hijo, por
ser el mejor compañero que he conocido en la vida.
Karl rió y le pareció todo un detalle el gesto
de su amigo. Karl, continuaba recordando, las palabras de Sam:
–Tienes que prometeme que no te morirás sin
habernos echado la foto juntos.
Karl
se lo prometió y cumplió parte se su promesa, al menos él seguía con vida.
Karl
paró la tele, se hizo un café y se lo tomó fumándose un cigarrillo y pensó:
–¡Que asco de vida!
Extracto capítulo 21: "Lo sentimos, Karl" del libro "EL ULTIMO MINUTO" por Dani Alcaraz.
HOLA SOY CRISTINA Y ME GUSTAS LO DEL CENTRO QUE TENGA UN BLOG PARA PODER DARLE LAS GRACIAS A TODOS LOS QUE ESCRIBEN.
ResponderEliminarGRACIAS.
este es un blog guay felicidades
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