lunes, 20 de junio de 2016

Partido de España vs Turquía.


Se tiene la sensación de que en esta Eurocopa de 24 está llena de fierezas extravagantes e innecesarios. Ardores eslavos, fervorines del Bósforo, invasores británicos… pero que jugar, lo que se dice jugar, juega España. El español en la Eurocopa ve toda esta exhibición de machismo antropoide, gorileo rubio, con estupefacción. Han venido a otra cosa. Si ante los checos la exhibición la dio Iniesta, ante los turcos fue Busquets el que llenó de asombros la grada a su estilo sintáctico.El partido empezó con otro borbotón de ardor ajeno, y con una amarilla a Ramos que iba a condicionar su natural alegría fandanguera. Se colocaban en un 4-5-1 con Burak arriba. Otro «9» revolucionado que empieza la casa de jugarle a España por el tejado. Además de Busquets, el partido era también una nueva oportunidad de «comprender a Cesc». Bien en los pases, pero sobre todo en los movimientos. Quizás era eso. En su no-estar en ningún sitio cestaba la clave. Cesc se adaptaba a los otros componiendo un rombo variable, evolutivo. ¡Cesc es el elemento mutante, acumulativo de ese centro del campo!Ellos tenían grito y bravura. Sin la ingenuidad muscular de los checos, demostraban un pelín de malicia. Pero la faena era similar. Busquets se bastaba para contener su centro del campo de un modo asombroso, con algo de guardían de finca, o de animal de superior rango que ahuyentara con su El partido, descuajaringado por la superioridad española, estaba ya en numantinismo turco y en detalles como el glorioso enfrentamiento de Iniesta con Tufan, el de flequillo. Era casi, y sin el casi, un marcaje al hombre que por unos momentos secó el chorro cerúleo de fútbol santo, eclesiástico de Iniesta. ¡Interior hecho cirio! Tufan es bueno, se ve porque cuando no tiene la pelota (y no la tuvo) manda, dirige el tráfico.

Hubo una caída de tensión del 15 al 22. Algunos problemas en la media luna (no es juego de palabras). España estaba más fluida que ante los checos, pero aún le quedaba disolver el mazacote defensivo turco. Sólo aparecía, y de qué forma, Alba, extensión cinética de Iniesta. Nolito dijo aquí estoy yo en el 28. Ahí, quizás, se rompió definitivamente el partido. Hubo un tuyamía aéreo y a otro nivel intuitivo de Busquets y Cesc y luego un balón deSilva al hueco de Juanfran (el Tassoti -con su Luis Enrique incorporado en el rostro- de este equipo). Los laterales aparecían en ese hueco instantáneo y fugaz del espacio, en esa claridad ligerísima, ese momento delicioso, deleitable de nuestro fútbol...¡la epifanía carrilera!sola presencia a la manada dócil.Zarandeado el eje turco, a la de seis llego el Mambo. Nolito y Alba marean su banda y el centro va a Morata que remata de modo espectacular con un giro de cuello tipo bofetón. ¡Remate Gilda! Los españoles cantaban «Campeones de Europa». Son los únicos que pueden cantarlo con propiedad. Después, en el 36, llegó el gol de Nolito, con Topal en «Constantinopia».

Llegó el olé en la grada. Era un (perdónenme) «rondo a la turca». Y lo que quedaba, la persecución de Tufan a Iniesta, algo más apagado, se terminó. Explotó lo lívido. Un birlibirloque de Iniesta en su zona final (¿no es un poco esa zona suya un «intraextremo») acabó con amarilla para el turco. Al llegar al descanso, el silencio de su grada era dramático.

La segunda parte se abrió con la maravilla del 3-0. Iniesta enhebró a los turcos (¡los ensartó un poquito)! para Alba y remató Morata. Ojo: Morata llegando con una naturalidad absoluta a una jugada de tipo culé.Consummatum est. Iniesta había buscado el hueco entre turcos, la realidad viva ahí, ¡lo que aletea entre las personas! ¿No consigue Iniesta darle forma con esos pases al elemento «mágico»? ¿No captura un poquito lo que flota que no sabemos que es? ¿No señala lo que está entre las mónadas, como nuestro filósofo superior? Oh, Iniesta, ¡qué por encima de la Europa de los 24!Ah, campos manchegos, que han dado la sencillez más definitiva. Iniesta, excitante de toda la poesía camachil que llevamos dentro, se mueve siempre en diagonal, como los árbitros. Dejó el partido rematado, descapotado en la Costa Azul y sonó, como lamento de muy lejos, la charanga resignada de los turcos, que luego la tomaron con Arda. Como Arda les respondió, los españoles, introdujeron en la Eurocopa el cachondeíto (Qu’est que c’est, sivuplé?) y le ovacionaron. Él devolvió el saludó. Pudimos asistir entonces al primer cambio de nacionalidad durante un partido. España da para eso.


En definitiva fue un gran partido, tanto en individualidades como en el juego colectivo de la selección,que en mi opinión reivindica a este equipo como el mejor de la Eurocopa hasta hoy.

Noticia extraida del periódico digital La Verdad.com

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