lunes, 19 de diciembre de 2016

LA PÓCIMA



Este es un relato que me han premiado en el VIII concurso alzabara de relato corto de la asociación de mujeres de La Vaguada ( Cartagena-Murcia )
                
            Veía luces de colores, perros lazarillos y gatos afelpados que vuelan y pájaros con alas grandes corriendo; tigres y leones a los pies de sus amos amaestrados y amansedumbrados; niños con traje y corbata atados a sus iphone controlando la anárquica bolsa y el famoso ibex-35; bebés satisfechos   dándoles el pecho a sus madres dependientes; felices borrachos que conducen autobuses  y trenes repletos a rebosar de gente insatisfecha que se reúnen a las siete de la mañana, como robots, para ir a trabajar a frías naves industriales, los más desgraciados y, enormes despachos con ordenadores, los más afortunados. Ladrones de guante blanco practicando running detrás de policías drogados, y políticos inmaculados investigando a presuntos jueces corruptos. Psiquiatras medio groguis empastillados todo el día y enfermos mentales de viaje a Cancún, tostados y hartos de tequila sunrise y mojitos, ligando con morenicas pechugonas y culonas dispuestas a todo.
            Veía geriátricos atestados de monjas quinceañeras alimentadas y cuidadas por punkies, siniestros y rockers sesentones. Marroquís y ecuatorianos trabajando para grandes y solventes bancos dándole crédito a caucásicos ávidos de dinero para mantener a familias numerosas  desestructuradas. Enormes estadios atiborrados de analfabestias para presenciar campeonatos de ajedrez a diez bandas. Filas interminables de coches de alta gama haciendo cola para pillar un bocata de tortilla española y una Casera con vino peleón Don Simón.  Famosos presentadores televisivos sentados en sus programas entreteniéndose viendo a gente anónima como leen a Eduardo Mendoza o Pérez Reverte, Platón o Santa Teresa. Conciertos de flauta, piano y guitarra en salas con raperos nerviosos y niñas devotas del reggaetón.
            Veía a ricos y poderosos que rebuscaban, con un palo, en los contenedores de basura, y pobres de solemnidad tomando whisky caro en salones aterciopelados, discutiendo de alta política y hablando de prósperos y suculentos negocios. Vacas, pollos y terneros despellejando humanos para dárselos de comer a sus hambrientos semejantes. Valles, campos y montes boscosos dejando su podredumbre en todas y cada una de nuestras lujosas y límpidas casas. Mares, ríos y lagunas calmas como balsas de aceite repletas de peces y animales acuáticos varios, tomando conciencia de su lugar en el mundo y a la madre Gaia.
            Solamente una vez  tomé una dosis de poción mágica, y mira lo que vi.





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