lunes, 2 de diciembre de 2013

A MI AMIGO JOSE

                                            
            Ayer-30 de Noviembre- fue un día triste, muy triste. Mi amigo Jose, que padecía el síndrome de Duchenne, dejó este mundo para descansar en paz.
            Últimamente se había acercado mucho, como si quisiera transcender, como si ya supiera que le quedaba poco tiempo, al mundo espiritual, a la creencia de que hay un más allá.
            Era un superviviente nato; sabía, a pesar de su enfermedad, disfrutar de la vida y rodearse de buenos amigos; sabía exprimir los buenos momentos y sentir alegría por el mero hecho de estar vivo; sabía compartir la alegría de vivir y te la contagiaba; disfrutaba si sus amigos disfrutaban; se alegraba de tus éxitos y se entristecía con tus problemas; tenía mucha empatía y siempre, tronco, tenía una sonrisa que nos animaba el día.
            Me acuerdo perfectamente el día que lo conocí, hace 5 ó 6 años. Fue en una salida del Proyecto Ilusión, concretamente un domingo con un sol esplendido de primavera.
            Ven me dijo Lola, —la coordinadora del grupo--, vas a conocer a un chaval con el que puedes hablar de historia y política. Vaya dije yo; a ver quién será, pensé.
            Y allí estaba él. En su silla de ruedas, con una gorra en la cabeza y un respirador en la boca. Hola le dije, ¿tú quien eres?  Jose, me contestó ¿y tú?, preguntó a su vez. Yo soy Basi, de Basilio. Y así empezamos la primera  conversación de las muchas que tuvimos después, a lo largo del tiempo que lo conocí.
            Así entre conversación y conversación descubrí que había nacido en Madrid, que era un republicano convencido y que prefería a Ronaldo que a Messi. También que una de sus canciones preferidas era la de la peli “Carros de Fuego” y que esa película le molaba un montón.  
            Recuerdo, especialmente, un verano en  Roquetas. A él ya le daba miedo quitarse el respirador y hacía un calor de cojones, pues estábamos ya en la segunda quincena de Julio. A Jose le gustaba ponerse bajo una sombrilla mirando a la piscina y yo toda la semana eludía el baño para charlar y departir con él y no dejarlo solo. Hablábamos de lo guapas que estaban las voluntarias, en bañador unas, y en bikini otras. Hablábamos de lo bien que estaba el hotel y del calor que hacía. Hablábamos de temas variados: de la familia, de libros, de historia de España, de fútbol, de cine, del Ché…En fin, de lo que se habla normalmente con un amigo.
            Por las tardes, a eso se las seis y media, después de la siesta, lo buscaba y nos íbamos a andar por el paseo marítimo, pues a él le gustaba ver gente y pasear y hablar de esto y aquello. Fue un buen verano; siempre lo recordaré.
            Ahora Jose no está, pero su recuerdo permanecerá indeleble en nuestra memoria y en nuestro corazón. Lo bueno es que cuando lo recordemos siempre será con una sonrisa en el semblante, pues así era Jose: amigo de sus amigos, divertido, simpático, cariñoso, luchador y sobre todo buena persona.
            Para ti Jose, este sentido recuerdo.




                                                     

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