viernes, 9 de agosto de 2019

VERANITOOO EN CARTAGENA

Volvemos en septiembre!!

Damos paso a la ansiada parada de vacaciones, os dejamos el enlace de la agenda cultural del Ayuntamiento de Cartagena plagada  de actividades, eventos, exposiciones,... para el periodo estival.



AGENDA CULTURAL

viernes, 8 de marzo de 2019

HISTORIA DEL CARNAVAL DE CADIZ



El Carnaval de Cádiz es uno de los más famosos de España considerado como fiesta de interés turístico internacional. Todos los años y durante los meses de enero y febrero se celebra en el Gran Teatro Falla el Concurso de Agrupaciones del Carnaval.


Su principal significación es que autoriza la satisfacción de todos los apetitos que la moral cristiana, por medio de la Cuaresma, refrena acto seguido. Pero al dejarlos expansionarse durante un periodo más o menos largo, la moral cristiana reconoce también los derechos de la carne, la carnalidad. El Carnaval encuentra así, además de su significación social y psicológica, su función equilibradora en todos los aspectos. Y todo pese a que en 1523, Carlos I había prohibido totalmente las máscaras.

Pero sin duda con el transcurso del tiempo distintos aspectos se han ido marcando con mayor profundidad hasta alcanzar en Cádiz una fiesta distinta. En el proceso de su propia definición, el Carnaval gaditano toma peculiaridades del italiano, explicable por la influencia fundamentalmente genovesa que Cádiz conoció desde el siglo XV, tras el desplazamiento hacia el Mediterráneo de los turcos, los comerciantes italianos se trasladan a Occidente, encontrando en Cádiz un lugar de asentamiento perfectamente comunicado con los objetivos comerciales que los genoveses buscaban: el norte y centro de África. Los antifaces, las caretas, las serpentinas, los papelillos (confeti) son otros tantos elementos que se asimilaron del carnaval italiano.


Las primeras referencias documentadas a la celebración del carnaval que conocemos hasta ahora, se encuentran en la obra del historiador gaditano Agustín de Horozco. Datan de finales del siglo XVI, expone que en tiempos de carnaval, las gaditanas arrancaban las flores de las macetas para lanzárselas unos a otros a modo de broma.


Del siglo XVII también existen referencias, un documento de 1636 reconoce la impotencia del poder civil ante la celebración popular y una carta del General Mencos fechada en Cádiz a 7 de febrero de 1652 se queja de que los trabajadores gaditanos se negaban a reparar su barco por estar en Carnestolendas. También se tiene constancia de los hechos acontecidos en 1678, año en el que se acusó al clérigo Nicolás Aznar de mantener relaciones adúlteras con una tal Antonia Gil Morena, a la que había conocido durante los carnavales


A partir del siglo XVIII se reiteran frecuentemente las órdenes intentando desterrar el Carnaval. En 1716 se prohibieron los bailes de máscaras por orden de la Corona, prohibiciones que se repitieron a lo largo de todo este siglo. A pesar de todo, existen testimonios que pueden confirmar que el desacato de las órdenes era bastante notable. En el carnaval de 1776 se cometieron excesos en el convento de Santa María y en el de Nuestra Señora de la Candelaria, lo que provocó escándalos en la ciudad. Este mismo año visita la ciudad el viajero británico Henry Swinburne, que dejó testimonio sobre las celebraciones carnavalescas de los gaditanos.

Los carnavales continuaron en este siglo y se celebraron incluso durante el asedo francés y el reinado de Fernando VII. Otro de los intentos por prohibir los carnavales, fue el bando municipal del 20 de febrero de 1816 en el que se prohíbe de manera total la celebración de las fiestas carnavalescas, pero esta medida no tuvo ningún éxito.
La primera agrupación de la madre de fargas que se tiene constancia es Cuadrilla de gallegos, que data del año 1821. Durante aquel año el gobernador de Cádiz, Cayetano Valdés, dio el visto bueno para la celebración de un máximo de seis bailes públicos de disfraces y máscaras. Estos bailes fueron regidos por un estricto reglamento para evitar los excesos. Este carnaval tuvo que ser uno de los mejores de la época, porque no se produjeron disturbios.
El bando municipal 30 de enero de 1833 bando a cargo del gobernador José Manso, también especificaba las restricciones y como novedad aquello que estaba permitido. En el bando del 4 de febrero de 1834 por Pedro Nolasco, recuerda a bandos anteriores, pero destaca la no prohibición de las máscaras.
De mediados de este siglo proviene la costumbre gaditana de pedir alguna invitación o monedas por parte de las agrupaciones tras cantar sus coplas. En 1861 el alcalde Juan Valverde ordena que se dote con una partida de 30 000 reales de vellón con el fin de iniciar una reforma en el carnaval. Esta tutela por parte del ayuntamiento continúa hasta nuestros días. El objetivo de esta era erradicar las malas costumbres que daban una mala imagen de la ciudad y de los gaditanos. Los bandos siguieron recordando, año tras año, a los ciudadanos las diferentes normas de comportamiento.
En 1884, el alcalde Eduardo Genovés Puig, publicó un edicto en el que volvería a repetir las restricciones ya conocidas, y añadió la obligación de las agrupaciones participantes en los carnavales a presentar previamente las coplas que cantarían durante las fiestas. Las agrupaciones conseguían así una licencia para poder salir por las calles y solo interpretarían aquellas que fueran autorizadas, es el primer antecedente de censura en el carnaval de Cádiz. Gracias a esta decisión del ayuntamiento, desde este año se conocen los nombres de las agrupaciones, el número de componentes y sobre todo se conservan las letras de las coplas.
Es en esta época cuando Cádiz influye de sobremanera en otro carnaval andaluz, el de Isla Cristina, gracias a los intereses comerciales mutuos en el negocio conservero, cuando empresarios isleños crean colonias comerciales en la costa de Cádiz y ésta da su impronta cultural al carnaval de Isla Cristina. 
 
Los coros alcanzan su primera madurez a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, con la participación de Antonio Rodríguez Martínez, el tío de la tiza. Sus coros más recordados son Los claveles (1896) y Los anticuarios (1905). De este último es recordado el tango de los duros antiguos que es hoy día el himno oficioso del carnaval de Cádiz.
El periodo entre 1920 y 1936, abarca un periodo de madurez de las agrupaciones. En éste podemos situar a Manuel López Cañamaque, autor más prolífico del carnaval junto a Agustín González, El Chimenea. Los carnavales de 1936 fueron los últimos que se celebraron antes del comienzo de la Guerra Civil, porque esta comenzó el 18 de julio. Durante la guerra, el 5 de febrero de 1937 se publica el boletín oficial del estado que dos días antes había firmado el gobernador general Luis Valdés, en este se prohibía la celebración del carnaval. El 12 de enero, se publica una nueva orden manteniendo definitivamente la prohibición. En Cádiz, sin embargo, la prohibición no llegó a ser tal y los nostálgicos de la fiesta la seguían celebrando a escondidas. La situación política del momento, no era lo más idóneo dar mucha publicidad a lo que realizaban. Este paréntesis en el carnaval de Cádiz duraría hasta 1948.
Paradójicamente, el Carnaval de Cádiz resucitó gracias al sufrimiento provocado por la explosión del depósito de minas de San Severiano, ocurrida en 1947. Vistió a Cádiz de luto y llevó la tristeza a la ciudad de la alegría. Tanto, que el gobernador civil, Carlos María Rodríguez de Valcárcel, pensó que había que levantar los ánimos. Los viejos carnavaleros le habían mostrado su deseo de volver a sacar un corito en alguna velada de verano. Y tras escuchar los tangos de los coros Piñata Gaditana grupo aglutinado por José Macías Retes y Los Chisperos, no encontró motivos para no permitir de nuevo la celebración de las fiestas. Así fue cómo se permitió, fuera del Carnaval, en las fiestas del verano, que aquellos coros de veteranos volvieran a cantar viejos tangos. Había garantías políticas. Entre los coristas figuraba Joaquín Fernández Garaboa, el Quini


Y tanto levantaron los caídos ánimos de Cádiz los coristas con sus viejos tangos de Los Claveles, y tanto gustó el género a Rodríguez de Valcárcel, que el gobernador se las ingenió para recoger el sentir popular, apoyar la iniciativa municipal y conseguir que el gobierno de Madrid permitiera una resurrección del Carnaval según la ideología dominante. El espíritu de la ciudad se impuso de tal forma que fue disfrazado el propio Carnaval, con el tipo ocasional de Fiestas Típicas Gaditanas. A los coros se les consentía salir, pero poco menos que en la estética de coros y danzas. Por supuesto que sin máscaras en la calle y sin disfraces en el pueblo, sólo en las agrupaciones. En el dirigismo cultural de la época, fueron unas fiestas más del Ayuntamiento que del pueblo, que las insertó en una estética entre juegos florales y fiesta de la vendimia, con reina de las fiestas, que era siempre la hija de un ministro, y cabalgatas como las que don José León de Carranza, el gran impulsor, junto con el concejal Vicente del Moral, había visto en Niza.

Gracias a las Fiestas Típicas el Carnaval se salvó y vivió una de sus etapas de mayor esplendor. Paco Alba, fue el gran exponente de este período superando en calidad al Carnaval anterior a la guerra. Se produjo la universalización del Carnaval, con agrupaciones que gustaron a toda España e Hispanoamérica, sobre todo se recuerda a los Los Beatles de Cádiz (Los escarabajos trillizos) de Enrique Villegas Vélez, que en Cádiz ganó el segundo premio de comparsas en 1965 tras Los hombres del mar de Paco Alba. En 1967 se produjo el traslado de las fiestas al mes de mayo, organizando una auténtica feria, con casetas incluidas. Desde 1973, los cuartetos participaron en el concurso oficial de agrupaciones. En 1975 se produjo un hecho histórico en el concurso, la chirigota de Paco Alba, Los belloteros ganó el primer premio pero en la categoría de comparsas junto a Los napolitanos de Pedro Romero Varo. Esta decisión no agradó al aficionado, pero este suceso fue lo que originó que se considerara a Paco Alba el inventor de la comparsa actual. El 6 de junio de 1976, se celebraron las últimas Fiestas Típicas Gaditanas, para el año siguiente se volvió a febrero y a la denominación de carnavales.
El 15 de febrero de 1977, es la primera fecha del carnaval democrático o en libertad. De este año destaca el coro Los dedócratas, fundamental en la transición de las fiestas típicas gaditanas a carnaval y en la recuperación del coro.

Como no podía ser de otro modo, con la idiosincrasia de los gaditanos, el 5 de febrero de 1978 a las cinco y cuarto de la tarde comenzó el entierro de las Fiestas Típicas Gaditanas. Acto auspiciado por el coro La guillotina, sucesor de Los dedócratas. Encabezaba el desfile fúnebre, que revistió la mayor seriedad por parte de sus participantes, una pancarta con la inscripción: «Entierro de las Fiestas Típicas R.I.P. ¡Ya era hora!», portada por dos miembros del coro vestidos de ciudadanos de la Revolución francesa.
Seguían dos tambores que, durante toda la marcha estuvieron sonando con redoble a la funerala. También dos miembros del coro que portaban una especie de incensario, uno, y otro un mortero de cocina a modo de hisopo. Después, cuatro verdugos portaban el féretro, sobre el que se colocó el martillito clásico de las antiguas fiestas, sobre la inscripción R.I.P. la caja llevaba adosada a ambos lados seis coronas fúnebres, con las inscripciones: «Un concejal in memoriam», «Vicente no te olvida», «Pepiño con amor», «El látigo Macareno», «De tus amigas las casetas» y «El Quini no sabe si olvidarte». Cuatro soldados de la revolución, con las bayonetas a la funerala acompañaban a la caja. Seguían el duelo mujeres de riguroso luto, que estuvieron llorando todo el trayecto, portando algunas de ellas velas. Inmediatamente después marchaba un prelado, el director del coro patrocinador del acto y tres representantes de las autoridades. Los músicos de la agrupación formaban tras ellos, interpretando con sus pitos marchas fúnebres y sones de Carnaval. Eran seguidos por el resto del coro y por un grupo bastantes numeroso de máscaras. Cuatro soldados cerraban el desfile.

Numeroso público se congregó para ver pasar el entierro, aplaudiendo en ocasiones y demostrando su aceptación a la idea de La guillotina. Los espectadores rieron con ganas, comentándose que el cortejo corresponde a lo que debe ser el Carnaval y también mostrando su solidaridad con el motivo de la marcha: enterrar aquellas Fiestas Típicas Gaditanas, que no eran ni lo uno ni lo otro.

En 1981, llega la televisión al concurso retransmitiendo parte de la final. En 1982, se unifican la categoría provincial y local. En 1984, la Fundación Gaditana del Carnaval (FGC), Organismo Autónomo del Ayuntamiento de Cádiz, recibió por acuerdo del mismo, la competencia de organizar, dirigir, programar, encauzar, administrar y ejecutar los carnavales de la ciudad. En el mismo año, se presentan al concurso 111 agrupaciones superándose por primera vez la centena de grupos participantes, de la que nunca se ha bajado hasta ahora.



viernes, 15 de febrero de 2019

Crítica de la película: Armados y Cabreados (2011)



Director: Bobcat Goldthwait

Guion: Bobcat Goldthwait




REPARTO: Joel Murray, Tara Lynne Barr, Melinda Page Hamilton, Mackenzie Brooke Smith, Rich McDonald .




Sinopsis:


Frank despedido de su trabajo, divorciado, con una hija que no le aprecia , obsesionado por los concursos de televisión que tratan sobre talentos y por los programas de información ultraderechistas que siembran el odio en la sociedad americana será diagnosticado de un cáncer terminal. Este será el detonante para que armado y cabreado se atreva a asesinar a la joven estrella de un programa juvenil. Una de las chicas del instituto de la famosa decidirá unírsele en una orgía de sangre por todos los EE.UU.,     constituyéndose en una suerte de Bonnie and Clyde contemporáneos que no dejaran títere con cabeza .



Crítica:
La película no fue estrenada  en cines en España, pasando directa a video. Destaca por el reparto poco conocido y su crítica implícita a la sociedad occidental. El film  tiene un gran grado de violencia: Contra la sociedad televisiva, los que molestan en el cine, los directores de un cierto cine , los músicos de un cierto tipo de música, quizás el resumen de la película nos lo dan los interpretes en un momento de la misma en que proclaman “ Alice Cooper es Dios”.El músico de Detroit parece resumir los valores del dueto en cuestión con  su maquillaje, su proveniencia de la América profunda, que se maquilla para ir contra todo lo ultramontano o añejo: los telepredicadores , los comentaristas políticos que cargan contra todas las razas que no sean la anglosajona blanca. Los realitys donde prima la imagen por encima del talento, donde se ríen de pobres chicos con aires de superioridad, los programas de adolescentes donde se prima el premio fácil etc. El final del film con la representación de la autoinmolación de América perpetrada por Frank ( ese Walter White profético) pudo ser una metáfora de ocho años antes sobre el fin de un mundo que Donald Trump ahora mismo se ha encargado de perpetuar con frases tan simples como “Construyan Ese Muro”.







viernes, 1 de febrero de 2019

PERRO NO COME CARNE DE PERRO





En un episodio de los Simpson, Bart se hace pasar por un niño que ha caído en un pozo, el pequeño  Timmy O´Toole, para luego caer realmente en un pozo y intentar ser salvado por todos los ciudadanos.



Estaba cantado el espectáculo diario de los métodos de comunicación respecto a la caída del pequeño Julen  a un pozo ilegal  de inspección de aguas freáticas mal tapado. Reporteros de lo amarillo reciclados en serios informadores. Programas del corazón que se reconvierten camaleónicamente en serios informativos para justo después contar los líos de  cama de una exazafata de Telecupón en el Ritz de Madrid con un actor de Hollywood. Los acontecimientos diarios de un reality show donde un grupo de famosillos se dedican a representar un teatrillo de amores y desamores guionizado. Llegando un día a presentarse los miembros de un equipo de Televisión todos de luto esperando el óbito del chaval.



Al accidente de Julen no le han faltado todos los tópicos de una tragicomedia televisiva, los abnegados ingenieros (los mejores de Andalucía), las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado velando por la salud de todos , un grupo de psicólogos que  asesoran noche y día al desconsolado matrimonio,un guía espiritual que es Juan José Cortés que apoya infatigablemente y comparte vivencias con el padre. Los calditos de pollo y chocolates que las amas de casa del pueblo les llevan a los trabajadores. Los medios humanos y materiales venidos de todo el país, incluso de la muy avanzada Suecia. Los heroicos mineros asturianos dispuestos a rescatar a quien sea arriesgando para ello su vida. Los que prestan casas a cambio de nada para dar refugio a los cansados obreros. Lo dicho toda una tragicomedia que recuerda a la genial película de Billy Wilder  “El gran  carnaval”, donde un periodista sin escrúpulos alarga el accidente de un minero en un pueblecito para progresar profesionalmente.



Especialmente dramáticas resultaron las últimas horas del acceso de los  mineros al cuerpo del chaval donde por youtube y en directo streaming  de Mediaset y otros grupos mediáticos   corrían todo tipo de bulos. Desde que los brigadistas estaban a 15 centímetros y el niño estaba vivo ,a plegarias llegadas de todos los países del mundo.



Al final se confirmó la tragedia y el espectáculo también volvió a repetirse. Por el PP y por España decía Juan Antonio Cortés que iban a sacar al niño. Un diario digital afirmaba que el pozo era una cuestión de drogas de un familiar del padre del niño, noticia contrastadísima por cierto que se demostró completamente falsa.



Pasado el entierro no tardaría en llegar el ruido mediático en ciertos periódicos y publicaciones acerca de la metodología dudosa  de los medios de comunicación, pero apuesten durará poco, perro no come carne de perro. El show debe continuar.




viernes, 18 de enero de 2019

200 años del Museo del Prado



Carlos V en Mühlberg, by Titian, from Prado in Google Earth.jpgComenzó siendo un Museo de Historia Natural en los tiempos de Carlos III, junto con el Jardín Botánico y el Real Observatorio Astronómico en 1786 conforme a los ideales ilustrados de la época. Su arquitecto fue Juan de Villanueva. La obra fue prácticamente concluida a inicios de la Guerra de la Independencia que paralizó el proyecto tomándose el plomo de su tejado para fabricar balas. El 19 de Noviembre de 1819 bajo el reinado de Fernando VII se inauguró un modesto Museo de Real de Pinturas con tres salas, 311 cuadros de pintores de la escuela española aunque almacenaba muchos más. Poco a poco se fue ampliando la colección que era considerada parte del Patrimonio Real, llevándose cuadros del Prado a otros palacios como el del Pardo. A la muerte de Fernando VII en 1844 se creo una comisión para evitar que se dividiesen los bienes del Prado entre las dos hijas del rey. En 1869 tras el derrocamiento de Isabel II los bienes del Prado pasaron a ser bienes de la Nación adjuntándose en 1872 los bienes del Museo de la Trinidad creado tras la desamortización de Mendizábal en 1836. Durante la Guerra Civil varios cuadros fueron enviados al Levante, Cataluña e incluso Ginebra. Sonada es la anécdota del refugio del retrato de Carlos V de Tiziano las Meninas de Velázquez en casa de Rafael Alberti en Madrid.

Alfonso E. Pérez Sánchez, antiguo director de la institución, afirmaba que «representa a los ojos del mundo lo más significativo de nuestra cultura y lo más brillante y perdurable de nuestra historia”. En este 2019 el Museo del Prado cumple 200 años.


En sus salas que comprende obras anteriores al nacimiento de Picasso se pueden contemplar a pintores como Velázquez, el Greco, Goya, , Zurbarán, Fra Angelico, Rafael, Veronese, Tintoretto, Patinir, Van Dyck , Poussin, Tiziano, Rubens y el Bosco. Según el historiador del Arte Jonathan Brown «pocos se atreverían a poner en duda que es el museo más importante del mundo en pintura europea». Con motivo de este cumpleaños se han realizado y se van a realizar numerosas actividades para mayor información ver este enlace . https://www.museodelprado.es/.