viernes, 25 de mayo de 2018

LA MUERTE DEL CAMPO





Lo que parecía niebla era simplemente contaminación.
Los aldeanos culpaban a la chimenea de la fábrica de la alta tasa de mortalidad.
Varios montes desaparecieron para formar parte de las canteras de arena y mármol
La campiña quedo opacada por una urbanización y un campo de golf .
Exclusivo.
Con su guarda y garita.
Al final de la temporada de caza los cazadores mataban a sus podencos señalados.
Un eterno campo de lechugas surgía de las faldas de la sierra a mas allá de la carretera.
Los montones de lechugas deficientes para la venta se apilan creando un liquido lechuguino que desforestaba todo a su paso.

Cada agosto llegaba la tomatina, montañas de tomates cherry despreciados por la fábrica y seleccionados por los aldeanos para su consumo.

Los nopales y las pitas otrora florecientes quedaron en una perpetua languidez debido a plagas extrañas. Hasta las plantas de alcaparra se secaron dejando de dar sus frutos.
Las avionetas de las aseguradoras sobrevolaban el cielo disparando cohetes  de yoduro de plata para que nunca lloviera. Este es el triste panorama de un rincón del campo murciano aquejado de miles de problemas.

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