(Basado en "La Opinión", 26 de marzo 2017).
Lavanda en La Alcarria, cerezos en El Jerte, girasoles en Carmona (Sevilla), almendros en la Fregeneda (Salamanca) o melocotoneros en Cieza (Murcia)...Todos esos lugares y muchos más de menor renombre de todo el país tienen en común el espectáculo de la floración, cuya contemplación se ha convertido en un reclamo turístico para dinamizar economías locales.
Ante el inicio de la primavera, coincidiendo con la plenitud de esas floraciones y con la movilización de miles de personas, numerosos pueblos y comarcas programan actividades festivas, culturales o deportivas para complementar el mosaico floral de esos paisajes tan típicamente agrarios y rurales.
No es casual, por ejemplo, que miles de turistas de Japón, un país que siente una especial fascinación por la contemplación de sus árboles en flor, programen sus estancias en España coincidiendo con el máximo esplendor de algunas flores.
Por poner dos ejemplos, en Cieza, la floración atraerá este año a unos 40.000 visitantes que llegarán atraídos por el tapiz que forman los casi 5 millones de melocotoneros que ocupan casi 5.000 hectáreas y en el Valle del Jerte, serán casi 80.000 las personas que llegarán a la comarca buscando la maravillosa plenitud de los cerca de 1,5 millones de cerezos existentes.
Rutas a pie, paseos en globo y en tren, talleres de fotografía y manualidades, etc, son parte de la multitud de actividades programadas por las distintas entidades locales para aprovechar el tirón turístico de uno de los fenómenos más bellos de la naturaleza...
Comentario:
Me paso el año esperando la llegada de la primavera porque sé que con ella mis sentidos percibirán la eclosión de olores, colores y sabores de todas las flores y frutos, pero, como todo, entiendo que por contra, sálvense de las floraciones los alérgicos al polen, los enganchados al tabaco (la mezcla de olores provoca angustia), y los anti-visitantes, que de todo hay en este mundo de contrastes...
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