lunes, 23 de septiembre de 2013

RELATO "EL PERIQUITO SAGAZ"




Dormía con mi perrito una mañana de verano, era domingo, la calle estaba solitaria, de la carretera se desprendía el calor del asfalto que no permitía visualizar con nitidez aquel horizonte   ,que tras la carretera , permitía ver un paisaje  de montañas poblado de pinos y en lo alto la ermita , donde los primeros peregrinos se dirigían a rezar y a realizar sus promesas. Mi única suplica era terminar con aquel vacío que me había producido el fallecimiento de su padre tras una larga enfermedad, mis lagrimas todavía brotaban por mis mejillas , mi único y fiel amigo, mi perro, me despertó cariñosamente lamiéndome las mejillas y me indicó que algo sucedía, salí de la habitación y me dirigí a la galería donde se podían divisar a lo lejos aquellos peregrinos, kako, mi perro, alzó la pata y se puso en posición de caza, yo me asusté porque algo extraordinario pasaba, estaba sola, triste y mi perro empezó a ladrar. Yo ya pensaba lo peor, kako habría detectado algún extraño quien habría subido desde la galería al balcón, kako estaba muy nervioso, no permitiría que me sucediera nada. De repente, un aleteo, un kiiiik! Una sombra, algo se enredó en mi pelo, desesperada manotee, grité y finalmente me sonrojé cuando de pronto vi al pequeño intruso que había roto mi calma, era un periquito, de color verde y amarillo,  me dije… un intruso, debemos liberarlo , intenté cogerlo. De repente las campanas de la ermita comenzaron a sonar, y en la calle se escuchaba el canto de los peregrinos, hubo un silencio, de repente el teléfono sonó, lo deje que sonara… en estos momentos una paz interior me recorrió el cuerpo, el canto angelical acabó, de nuevo el kkkuiiik, alteró mi calma y me hizo volver a la realidad, ¡estaba sola!  El pequeño pájaro se posó sobre  la foto en la que salíamos mi padre y yo que  tenía enmarcada de aquel viaje tan extraordinario que  hicimos el pasado año, me puse a llorar…  empecé a llorar, todo me recordaba a él , hasta que kako, el periquito y yo nos dirigimos al balcón donde los peregrino regresaban a sus casas , pude divisar entre la multitud un joven apuesto… el periquito voló de mi hombro y se dirigió directamente a el , revoloteo sobre su cabeza haciendo que fijara su mirada en mi balcón, nos miramos indiscretamente, algo surgió… en la intensidad de nuestras miradas, “nos gustamos”… indiscretamente , el periquito se dirigió a la ermita y allí desapareció. Tomé una tila relajante y pude dormir hasta las 7:30 cuando el despertador sonó y se me hacía tarde para ir a trabajar, antes de salir por la puerta me dirigí al balcón. Allí me esperaba aquel sagaz periquito, indómito, se posó en mi hombro, y picoteó mi pendiente. Me hizo sentirme bien… pero kako no estaba tan conforme con esta nueva amistad, pues se veía desplazado, en un segundo plano… pero bueno… ¡que se me hace tarde para trabajar! , los dejé allí, a los dos cariñosos animalitos, crucé la carretera y cogí el coche  me dirigí al trabajo, llegué y me hizo pensar en que debía de realizar mis tareas con plena satisfacción y eficacia…que permitiría desconectar de mi vida sentimental, de la perdida de mi ser querido. La noche anterior había quedado con unas amigas, y llegué tarde, el sonido de las campanas de la ermita me despertó , eran ya las 12:00,de nuevo los cánticos de los peregrinos … de repente pensé en “aquel joven”.
 El periquito, de nuevo se posó en mi hombro, kako me lamía la cara de la que todavía había rastros de maquillaje…me dirigí al balcón y allí estaba… “aquel joven” miraba hacia el apartamento, llevaba algo entre las manos, ¿un ramo de flores?, no podía distinguirlo… todos los domingos se repetía la misma escena… hasta que decidimos dar el primer paso.
Hoy es domingo, las campanas de la ermita suenan, pero esta vez es por un motivo especial, ¡NUESTRO ENLACE MATRIMONIAL!

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