lunes, 2 de julio de 2012

HISTORIAS DE LA HISTORIA III



n      Una popular vedette tuvo que ser operada de apendicitis. Realizó la intervención un famoso cirujano, y aún estaba convaleciente la enferma, cuando preguntó, con ansiedad, al galeno:
--Y dígame, doctor: se me verá la cicatriz cuando esté completamente curada??
-- Oh ¡¡no—contestó--. Eso depende exclusivamente de usted.
  
n      El enfermo, receloso, pregunta intranquilo:
Usted me asegura que la operación me irá bien, pero… y si se equivoca??
Oh ¡¡ No se preocupe. Si me equivoco…, usted no se enterará de nada.

n      Alejandro Magno increpaba a un pirata que había capturado echándole en cara su profesión. Soy pirata, le respondió, porque no tengo más que un barco. Si tuviera una flota sería un conquistador.
Alejandro le dejó en libertad.


n      Luis XV de Francia preguntó un día a Caraccioli, embajador de Nápoles en París:
-- Y aquí en París, hacéis el amor??
-- No, señor; lo compro hecho

n      Un día, el hijo de un amigo, le pidió a su padre dinero para comprarse un pijama.
--Pijama? Y qué es eso?
-- Es para dormir.
-- Para dormir, lo que se necesita sueño.
Y no soltó un euro.


n      El otro día el mismo hijo le envió una carta a su padre pidiéndole 500 euros. La contestación fue: Te envío los 50 euros que me pides y te advierto que 50 se escribe con un solo 0.

n      El duque de Guisa que no ignoraba el hecho de que su esposa mantenía relaciones amorosas con otro cortesano se enteró de que tenía un segundo amante. Al encontrar el primero en el Louvre le dijo:
-- Querido amigo, creo que mi mujer nos engaña.

n      Un duelo se despide en el cementerio. En la explanada central, donde están los panteones de lujo se detiene un grupo.
      El pobre doctor hubiera querido que lo enterrasen aquí, en medio de sus       mejores       clientes.
--Y qué?
--Que no ha habido sitio  

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