Después
de la siesta, apetece tomarse algo. Sea en una tarde fresca o cálida. Un buen
aperitivo acompañado de un refresco o bebida de cualquier tipo, es cuando mejor
esta la gente durante el día. Las personas se cuentan marujeos, recuerdan
momentos, hay charlas de política, deportes o temas de cualquier otra índole.
Los que tienen hijos ven como juegan por los parques; hay enamorados sentados
en un banco dándose un beso, y los más osados de un grupo de gente, que se han
juntado, en la terraza de un bar o dentro, se atreven a contar chistes. Los más mayores recuerdan
como eran sus mejores tiempos o se atreven a jugar, incluso apostando, a juegos
de mesa. Por el verano el sol resplandece con una sensación de decir lo
maravilloso que el mundo a veces, y en invierno, como un buen café para calentar
el cuerpo, no hay nada mejor.
Desde
tiempos antiguos, los sitios de reunión siempre han sido lugares para olvidarse
de los problemas, como las posadas, salones en tiempos del oeste americano, que
en realidad, no fueron siempre estos últimos tan malditos como lo describen las
películas americanas; más bien, esas situaciones de mal rollo eran escasos.
Sobre todo, en las tabernas, la gente se hinchaba a beber y a pasarlo bien.
Como
la hora del café y esa tarde tan mágica, es el mejor momento del día.
Por
ejemplo, lo ingleses, tienen una hora tradicional por la tarde, para tomarse el
té.
Alrededor
del siglo XIX, muchos escritores, compositores de música, inventores y hasta
científicos, se reunían en los cafés y se lo pasaban bien, haciendo tertulias y
comentarios.
Actualmente,
por la tarde, se sigue teniendo esta “mágica” costumbre. Por las noches, están
las discotecas u otros sitios que funcionan, pero como un buen café por la
tarde; no hay nada mejor.
¡¡¡ ESTE VERANO, NO OLVIDARSE DE ESE MOMENTO
MAGICO DE TOMARSE UN REFRESCO O UN GRANIZADO DE CAFÉ!!! JAJAJA.
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